20 Septiembre 2017

Los alumnos de primero de arquitectura visitaron Casa La Ricarda, icono de arquitectura racionalista, en su primer día en el Campus

Los nuevos estudiantes pudieron ver las características de esta casa, construida entre 1953-1963, y tener un primer contacto directo con la arquitectura conociendo detalles de su construcción. La visita en grupo de los alumnos de La Salle les permitió conocer todos sus rincones y detalles de su historia y construcción.

Los alumnos de La Salle-URL en Casa La Ricarda en si primer día de clase

Los nuevos alumnos de primero de Arquitectura tuvieron la posibilidad de vivir un primer día de clase totalmente diferente, conociendo la arquitectura real. Los profesores de La Salle-URL les llevaron a conocer Casa La Ricarda, un icono de arquitectura racionalista del arquitecto Antonio Bonet situada en El Prat. 

Casa La Ricarda fue diseñada por el arquitecto Antonio Bonet, en estrecha colaboración con el propietario Ricardo Gomis y su esposa Inés Bertrand Mata, la casa Gomis, más conocida como La Ricarda es quizás su obra más emblemática y en términos arquitectónicos el mejor ejemplo del Racionalismo Catalán.

La construcción de La Ricarda, fue realizada “por correspondencia”, ya que Bonet en esos años se encontraba en Argentina y dirigió la obra a la distancia. El primer contacto con el cliente fue en 1949, la primera vez que Bonet regresaba a su país desde 1936, tras el cual se realizó un primer proyecto que no siguió adelante. La segunda propuesta, desarrollada a partir de 1953 fue la finalmente aceptada y construida. La construcción fue dirigida en obra por el arquitecto Comas y el constructor R.Bofill.

Pasados los peores años de la posguerra, ante la falta de soporte público y espacio, Ricardo Gomis convirtió su casa en un lugar de experimentación artística de todo tipo, convirtiéndose su casa, La Ricarda, en refugio del arte catalán durante los últimos 15 años del franquismo. La Ricarda sigue perteneciendo a la familia Gomis, quienes en 1997 encargaron a los arquitectos Fernando Álvarez Prozorovch y Jordi Roig realizar la restauración, centrada en la cubierta y la carpintería.

Esta casa de grandes dimensiones está formada por diferentes pabellones, que se unen asimétricamente en una sola planta. Su disposición es horizontal, con espacios interiores: sala, comedor y dormitorios, intermedios: terrazas y porches y los espacios exteriores que rodean estos módulos, piscina, vestuarios y una pared celosía. Una torre que emerge entre los pinos, con un estudio y un depósito de agua, pone el contrapunto vertical al conjunto.