20 Mayo 2020

Sonidos en el balcón: paisaje sonoro del confinamiento en Cataluña

La pandemia del COVID-19, y la necesidad del confinamiento para combatirla, han modificado la normalidad social establecida a todos los niveles. Por ejemplo, en el orden acústico habitual, en los ruidos que configuran el paisaje sonoro ordinario. En este sentido, el Grupo de Investigación en Tecnologías Media (GTM) de La Salle-URL y el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) han puesto en marcha un estudio pionero, que quiere servir para testimoniar el impacto que ha tenido el confinamiento en la percepción de los ciudadanos sobre el entorno sonoro de sus hogares. La voluntad del estudio es recoger muestras —en forma de vídeos grabados desde los balcones y de respuestas a un cuestionario— que sirvan para analizar los ruidos del entorno y la percepción de los ciudadanos catalanes sobre la variación de su paisaje sonoro.

El proyecto, una vez recogidas las muestras, quiere trazar un mapa de Cataluña que defina el paisaje sonoro del territorio. En este sentido, la intención es conseguir el máximo de evidencias posibles para elaborar un dibujo extenso y veraz, con pruebas del mayor número de municipios de Cataluña, para comparar datos, establecer diferencias y extraer conclusiones más definitivas. Por eso es importante localizar cada uno de los cuestionarios y los vídeos que se envíen, para proyectar estas muestras en el mapa. “Esta documentación nos permitirá realizar un mapa objetivo del paisaje sonoro de Cataluña, priorizando el registro audiovisual en un momento excepcional como es el de estas semanas de confinamiento”, explica la Doctora Rosa Maria Alsina, que encabeza el proyecto. "Esta información también nos permitirá estudiar cómo percibimos el entorno sonoro, y si esta percepción ha cambiado durante el confinamiento por el COVID-19", añade la Dra. Maria Foraster, colíder del proyecto. 

El equipo investigador que ha diseñado y coordina el estudio, además de la Dra. Alsina, lo forman el Dr. Roger Mallol, Marc Freixes y Ferran Orga, todos por parte del GTM de La Salle-URL, y la Dra. Maria Foraster por parte de ISGlobal. La investigación se vertebra en dos ejes, como explica Rosa Maria Alsina: “El primero es la recogida de vídeos y el segundo el breve cuestionario que responden los participantes sobre su percepción del entorno sonoro de su hogar antes y durante el confinamiento, poniendo énfasis en sonidos que se escuchen de forma habitual”. Los vídeos que se recogen tienen una duración mínima de 30 segundos y se graban desde los balcones y las ventanas de los hogares. El cuestionario sirve como elemento más sensitivo y de percepción personal. “Esta información, que depende estrictamente de las sensaciones de los ciudadanos —también condicionadas por el mismo confinamiento— será analizada junto con las muestras audiovisuales para extraer conclusiones”, explica la Dra. Alsina.

La ciencia ciudadana

El estudio ‘Sonidos en el balcón: paisaje sonoro del confinamiento en Cataluña’ busca implicar a la ciudadanía catalana en la investigación de un fenómeno que se ha visto modificado debido al confinamiento. En este sentido, la iniciativa se vincula con la ciencia ciudadana, que procura la participación activa del público no especializado junto con científicos, investigadores y profesionales de la materia investigada. La ciencia ciudadana es el marco de realización del estudio, e invita a la gente a participar en actividades de investigación aportando valor para, a la vez, ayudarlos a adquirir nuevos conocimientos y habilidades.

En este sentido, el estudio apela a la colaboración de la ciudadanía para recoger evidencias, pero también busca proporcionar conocimiento en los participantes, haciéndolos sentir parte de una investigación de carácter único en Cataluña. La ciencia ciudadana, según los expertos, aporta a las personas conocimiento personal —en un sentido práctico y también de cultura general—. También las capacita para mejorar su atención del detalle, adoptando una mentalidad científica que ayuda a apreciar el entorno, y ofrece la recompensa intangible de saberse contribuyente de una investigación científica que puede ayudar a entender mejor el entorno en que vive. Y además, es la mejor de las maneras para hacer patente que la ciencia es también divertida, rompiendo erróneas preconcepciones negativas.

El cuestionario y la grabación del vídeo se pueden hacer en el siguiente link: https://enquestes.salleurl.edu/index.php/1000